Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio

Capítulo 76



pítulo 76

Natalie se quedó sin palabras.

Tras un momento de silencio, se dio la vuelta y se dirigió hacia la villa con la comida para llevar, decidida a ignorar por completo a Leonardo.

Después de cenar, Natalie se disponía a subir las escaleras para ir a dormir cuando Leonardo, sentado frente a ella, finalmente perdió la paciencia.

-¿Cuándo planeas regresar conmigo?

Natalie lo miró indiferente y respondió: -Nunca dije que volvería contigo.

-¡Natalie!

Al ver que Leonardo realmente se enfadaba, ella alzó las cejas y dijo: -No necesitas elevar la voz porque no me servirá de nada. Aunque intentas llevarme por la fuerza, trataré de escapar. Así que te aconsejo que no hagas cosas inútiles.

Leonardo fijó en ella sus ojos fríos y gruñó entre dientes: ¡Muy bien! Ojalá no te arrepientas.

-Ya lo hice.

Observando la sorpresa bajo los ojos de Leonardo, Natalie sonrió y continuó:

-Pero de lo que me arrepiento es de no haberme mudado antes, pues así no habrían ocurrido esas desagradables cosas más tarde.

Al escuchar eso, Leonardo se marchó lleno de furia, mientras ella pensaba que por fin podría descansar un rato.

Por la tarde, Natalie recibió una llamada de Josefina, quien le pidió que fuera a la Mansión de

Armonía.

Cuando Natalie llegó, la anciana estaba tomando té en la sala.

Nada más verla, Josefina le dedicó una sonrisa amable. -¡Natalie, ven y siéntate aquí!

-Abuela, ¿qué necesitas de mí?

Una vez que se sentó a su lado, Josefina la tomó de la mano, suspiró y preguntó: -Querida, ¿ realmente quieres divorciarte de Leo?

Tras unos segundos de silencio, Natalie asintió con determinación. —Sí.

-¿No hay ninguna posibilidad de reconciliación? La verdad, te quiero mucho y no puedo dejarte marchar…

Natalie sonrió, le apretó la mano y la reconfortó: -Incluso si me divorcio de Leonardo,

Josefina asintió y dijo emocionada: ¡Muy bien! Entonces, esta vez tomaré decisiones y te ayudaré con el divorcio de Leo.

-¡Abuela, gracias!

Natalie inicialmente pensó que lo que Josefina había mencionado en el complejo vacacional era algo casual, pero se sorprendió al descubrir que en realidad hablaba en serio.

Al ver la sincera sonrisa en su rostro, Josefina sintió un poco de amargura.

Ese mocoso de Leonardo era realmente un ciego completo para enamorarse de Matilda. ¡De verdad desaprovechó todas las enseñanzas que ella le había dado!

Josefina dejó que el abogado redactara el acuerdo de divorcio y pronto, todo estuvo listo.

Natalie, revisa si hay algo que quieras modificar.

Natalie tomó el documento y, al descubrir que Josefina le había otorgado el 10% de las acciones del Grupo Ramos, dijo rápidamente: -Abuela, no quiero las acciones del Grupo Ramos. Es demasiado valioso, y Leonardo seguro que no estará de acuerdo.

Incluso el 1% de las acciones del Grupo Ramos valía millones de dólares. Si realmente le dieran tanto dinero, le parecería una carga.

-Si él se atreve a no estar de acuerdo, ¡le rompo las piernas!

Natalie se divirtió por la expresión seria de Josefina, pero sacudió la cabeza e insistió:

Abuela, en serio no las quiero. La razón por la que decidí divorciarme de él es que no quiero tener nada más que ver con él.

-Natalie, esto es mi dote prometida para ti. Con este 10% de acciones, aunque te divorcies de Leo, nadie se atreverá a menospreciarte. Además, si realmente no quieres tener relación con el Grupo Ramos, ¡podrás devolverle las acciones!

Al ver cómo Josefina planeaba contra su propio nieto Leonardo, Natalie exclamó en su interior que los dos eran de verdad familia.

Sin embargo, ella no tenía intención de aceptar las acciones. Por no hablar de que ahora no necesitaba dinero, los 50 millones que ganó en la misión anterior aún no habían sido utilizados, una cantidad suficiente para sus necesidades a largo plazo. Còntens bel0ngs to Nô(v)elDr/a/ma.Org

Al poco rato, llegó Leonardo.

En cuanto vio el acuerdo de divorcio que Josefina le pasó, su semblante se volvió extremadamente desagradable.

-Abuela, no aceptaré el divorcio.

Josefina se levantó, lo miró con frialdad y dijo: -Ven al estudio conmigo.

Una vez que entraron en el estudio, Natalie sintió que el tiempo se movía sumamente lento.

Si hasta Josefina no lograba convencer a Leonardo para el divorcio, entonces le sería aún más difícil conseguirlo en el futuro. Ya no quería desperdiciar más tiempo con Leonardo.

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