Capítulo 468
Capítulo 468
Amelia acababa de agarrar un plato y cubiertos para servirse algo de comer cuando escuchó la pregunta y respondió: “Para Valverde.”
Dorian frunció ligeramente el ceño: ¿Por qué has tardado tanto?”
Últimamente no había escuchado de algún problema con la obra allà
Claro, por lo general los problemas que llegaban a sus oidos eran aquellos que ya no podian resolver por sí mismos y eran de gran magnitud.
“Nos encontramos con un pequeño obstáculo durante la construcción, se necesitaba que la diseñadora fuera a colaborar en buscar una solución, dijo Amelia con voz suave.
Dorian asintió con comprensión, notó que ella todavia sostenia el plato vacio de manera incómoda y extendió su mano naturalmente hacia ella: “Dame el plato.”
Amelia, casi por reflejo, le pasó el plato y cuando se dio cuenta, Dorian ya estaba sirviendole la comida.
Se sintió un poco incómoda por un momento, pero tampoco quiso insistir en hacerlo ella misma.
“¿Ya se resolvió el problema?”
Dorian preguntó mientras servia la comida
Ella asintió levemente: “Si, más o menos.” Text © by N0ve/lDrama.Org.
El también asintió, no dijo nada más y le pasó el plato lleno,
“Come primero, yo voy a llevar a Serena a lavarse.”
Dijo Dorian
Amelia asintió con suavidad: “Está bien”
Dorian se giró y llevó a Serena al baño.
Cuando él se fue, Amelia sintió que la presión disminuia
Era dificil de explicar, pero se sentia mucho más relajada, sin la necesidad de estar tensa como cuando estaba con Dorian
No sabía si Dorian sentia lo mismo, pero después de llevar a Serena a lavarse y regresar al dormitorio para secarle el cabello y contarle un cuento antes de dormir, no volvió a salir.
Así ella también extendió su tiempo comiendo casi inconscientemente.
La verdad es que no sabía cómo enfrentar la situación
Los problemas iniciales se habian arrastrado sin resolverse, luego surgió su viaje de trabajo y las barreras crecieron como enredaderas, intentar comunicarse ahora parecía carecer de sentido.
Pero por lento que se coma, la comida eventualmente se acaba.
Cuando terminó de recoger los platos y regresó al dormitorio, Serena todavía estaba despierta, acababa de secarse el cabello y estaba acostada escuchando atentamente a Dorian contarle una historia, encantada con su voz.
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La voz de Dorian era naturalmente profunda y atractiva, muy agradable al oído.
Cuando esa voz agradable se llenaba de su ternura y cariño caracteristicos, Serena no podía resistirse al encanto que transmitía.
Dorian dedicaba toda su paciencia y ternura a la niña.
Viendo la escena de amor paternal en la cama, Amelia no quiso interrumpir, solo se movió con cuidado para reorganizar su maleta y luego, en puntillas, se preparó para salir, cuando Serena finalmente volvió en si del hechizo de la voz de Dorian y la llamó felizmente: “Mamá.”
Se volvió sonriendo hacia la niña Serena, aún no tienes sueño?”
Su hija negó con la cabeza: “No.”
Pero bostezó ampliamente, obviamente no queria dormir todavia.
Dorian ya habia cerrado el libro de cuentos y le dijo: “Ya es tarde, vamos a dormir y mañana continuamos, ¿te parece?”
Serena parecia renuente, pero asintió: “Está bien”
Luego se despidio de Amelia: “Mamá, yo ya me voy a dormir.”
Ya no estaba tan apegada a que Amelia se quedara a dormir con ella
Ella asintió suavemente. “Está bien.”
Luego se dio un baño y lavó su cabello, puso a lavar la ropa que había llevado en el viaje de trabajo, antes de secarse el cabello.
Cuando terminó con todo, ya era de madrugada y Serena ya estaba dormida.
Amelia no regresó a la habitación, simplemente se quedo sentada en la sala con el secador de pelo en sus manos, perdida en sus pensamientos.
Desde el dormitorio se oyó el sonido sutil de una puerta abriéndose y cerrándose.
Levantó la mirada instintivamente y vio a Dorian saliendo de la habitación, moviéndose silenciosamente para no despertar a Serena.
El también se había duchado y puesto ropa de casa.
La miró por un momento, luego se dirigió al dispensador de agua, tomó un vaso y se sirvió agua caliente, antes de sentarse en el sofá con su vaso en mano,
Amelia también se sentó en el sofá y casi en el momento en que el tomó asiento, su cuerpo se movió instintivamente hacia un lado.
Él no pareció notarlo, sopló sobre el vaho que se formaba en el vaso de agua, tomó un pequeño sorbo y luego lo dejó, La noche estaba avanzada,
El silencio de afuera se extendía al amplio salón y ninguno de los dos hablaba.
Amelia no tenia la serenidad de Dorian, ese silencio la hacia sentir cada vez más incómoda.
Dejó el secador de pelo y se levantó, despidiéndose de él en voz baja:
“Me voy a descansar
Dijo eso y comenzó a caminar hacia el cuarto de huéspedes, que estaba vacío.
Marta tenia el día libre y no estaba en casa,
“¿Vamos a seguir asi para siempre?”
Dorian miró su silueta de espaldas y preguntó de repente, su voz grave y magnética tan fria y calmada como siempre, un contraste total con la calidez que habia mostrado al contarle un cuento a Serena.
Amelia se detuvo por un instante, sin saber muy bien cómo continuar la conversación.