Capítulo 462
Capítulo 462
Volviendo al hotel, Amelia llamó a Dalia y a Héctor para entender mejor la situación.
“Es que ya estamos acostumbrados a trabajar juntos y la verdad es que el equipo de construcción no tiene problemas, todos son muy responsables. A Roberto le importan mucho los lazos personales, piensa que si se puede arreglar algo sin armar un gran escándalo y sin tener que cambiar al equipo o herir sentimientos, mejor, además, cambiarlos podría retrasar la obra.”
Héctor comentó, “Los trabajadores de base tienen familia, niños y ancianos que dependen de ellos; tienen una carga grande en casa y cuentan con este trabajo. Si los cambiamos sin razón, no quedaria bien ni para la empresa ni para el proyecto.”
“¿Entonces vamos a dejar el asunto sin resolver?“, preguntó Amelia.
“El ingeniero jefe contrató a otro equipo para hacer una nueva exploración del terreno y ya veremos qué dicen,” consoló Héctor. “Estas cosas no se pueden apresurar. Si realmente no pueden continuar, ellos mismos se irán y nos ahorramos el problema de tener que despedirlos.”
Amelia lo miró y asintió ligeramente sin decir palabra. No era el momento de interferir.
Ella era una diseñadora, no era su trabajo manejar esos asuntos. Su rol era colaborar con el equipo de construcción, ya sea ajustando los diseños a sus necesidades o dejándolos resolver sus propios desafios para seguir adelante con la
obra.
Pero todas las decisiones finales las tenía el ingeniero jefe.
Dalia, que estaba al lado, no pudo resistirse a murmurar: “Pero la empresa no es la que quiere hacer el cambio, ¿verdad? Ellos son los que amenazaron con parar la obra. ¿Por qué consentirles? Yo digo que mejor cambiamos de equipo y ya, si no pueden, busquemos a quienes si puedan.”
Héctor se giró hacia Dalia: “¿Y si el nuevo equipo tampoco puede resolver el problema?”
Dalia se quedó sin palabras.
“Asi que mejor esperemos los resultados de la exploración,” dijo Héctor. “No podemos simplemente cambiar el equipo de construcción así como así. Todos estamos en el mismo barco, hay que dejar un margen para el futuro, ¿no crees?”
Dalia lo miró, queriendo replicar pero sin saber qué decir.
“Dejemos que el ingeniero jefe y Roberto lo discutan,” interrumpió Amelia, “no tenemos la autoridad para exigir cambios. Hablaré con él cuando vuelva.”
“Está bien.”
“Sí, está bien.”
Ambos respondieron al unísono.
“Pueden retirarse a descansar, dijo Amelia.
“Claro, directora, tú también descansa, se despidió Dalia y se volteó para irse, pero notó que Héctor seguia parado en su lugar sin moverse. Lo jaló un poco, “¿No te vas?”
Héctor vaciló y miró a Amelia como si tuviera algo que decir.
Ella lo miró confundida: “¿Hay algo más?”This content © Nôv/elDr(a)m/a.Org.
Héctor la miró y al final decidió no decir nada.
“No es nada, descansa.”
Dicho eso, Héctor se fue jalando a Dalia.
Su vacilación hizo que Amelia mirara la puerta cerrada, pero no le dio más importancia, fue a poner el seguro y finalmente pudo exhalar profundamente.
Desde la tarde, cuando había llegado a casa a hacer las maletas hasta ahora, no había tenido un momento de
19.04.
descanso.
Había estado ocupadisima toda la tarde y ahora por fin tenía un momento para mirar su teléfono.
Serena no la habia buscado, quizá porque se había acostumbrado a que cuando Amelia estaba en el extranjero, por la diferencia horaria, solía esperar a que Amelia la contactara primero.
O tal vez es que Dorian y ella se la estaban pasando bien y temporalmente se olvidaba de que mamá no estaba cerca. Miró fijamente la pantalla de su celular, debatiéndose si hacerle una videollamada a Marta o no.
Dorian seguramente estaría en casa a esa hora.
Quizá eran esos días de silencio y distancia con Dorian los que la hacían sentir incómoda y extraña al enfrentarse a él de nuevo.