Capítulo 96
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“¡Pum!” Le lancé otra cachetada. “Esto es para que aprendas a respetar las jerarquías. Yo soy tu hermanal mayor, y Osvaldo es tu cuñado. Hablar sin pensar, ¿con qué cara te atreves a ofender a la familia Linares? Sin su apoyo, ¿acaso la familia Galindo está buscando caer en la miseria?”
Adela se quedó totalmente en shock, mirándome sin comprender.
Ella no podia entender por qué de repente me habla vuelto tan fiera, tan distinta a cómo era antes,
No le hice caso, la aparte y entré al salón.
Alli estaba, el supuesto padre de la difunta dueña de mi cuerpo, sentado en el sofá con aire de autoridad.
Al verme llegar, me recibió con una alegria fingida que ni él se la creía. “Nari, ven, siéntate. Ahora eres una gran heroina para la familia Linares, debes cuidar bien lo que llevas en tu vientre.”
Sonrei levemente, mirando a este hombre que decían era mi padre. “Papá, tienes razón. En mi vientre llevo al único heredero de los Linares. Si nace bien, será el futuro jefe de la familia.”
Alfredo me miró con atención y habló con tono mesurado. “Parece que ya lo has pensado bien, ¿no?”
Me quedé callada, esperando a que él continuara.
“Con la situación de Felipe y Federico fuera de juego, controlando a ese tonto y cuidando al bebé, tú te convertirás en la verdadera cabeza de la familia Linares.” Alfredo me sondeaba con sus palabras.
Yo sabia lo que Alfredo intentaba: hacer de mi una marioneta, controlarme para asi manejar a la familia Linares.
Pero, ¿qué utilizaria Alfredo para chantajearme? ¿Algo que la verdadera dueña de este cuerpo valoraba?
“En estos momentos, soy yo quien manda en la familia Linares,” dije presumiendo, como si ya hubiera ascendido y me hubiera convertido en reina.
Era para ver qué usaría Alfredo para amenazarme.
“¡Papa!” Adela, que habla tardado en asimilar los dos cachetazos, irrumpió presa del pánico. “¡Papá, ella me pegó!”
“¿No ves que estoy hablando de asuntos serios con papá? No tienes modales, ni pareces una dama de sociedad, ¿qué imagen das? ¡Fuera de aqui!” La regañé severamente.
Adela, mordiéndose el labio de rabia, exclamó, “¡Papá!”
Alfredo frunció el ceño al mirarme, dándose cuenta de que habia crecido.
*Papá, estamos discutiendo algo importante… ¿Qué hace ella metiéndose?” Le pregunté en voz baja, con un tono igualmente amenazante.
Ambos estábamos tanteando los limites del otro, así que decidi seguir el juego.
“Sal,” ordenó Alfredo a Adela.
Ella se sorprendió, pues Alfredo nunca habla sido así con ella.
“Papá…” dijo Adela, reacia.
“Obedece y sal,” dijo Alfredo con un gesto con su mano.
Finalmente, Adela salió renuente, pero no sin antes lanzare una mirada llena de veneno. “¿Qué te crees? Solo te casaste con un tonto.”
12:33
Capitulo 96
No dije nada, me recosté en el sofá y lo miré fijamente.
“Ahora que ya eres la jefa de la familia Linares, deberías empezar a tomar el control de la empresa para ayudar a nuestro Grupo Galindo a superar estos tiempos dificiles,” me recordó Alfredo.
“Papà, no puedo hacer nada. Aunque soy parte de los Linares, no tengo poder real. Con la enfermedad de Felipe y Braulio controlando la empresa, alguien con conexiones en todos lados, yo no quiero problemas,” dije despreocupadamente.
Alfredo frunció el ceño. “Tomar las acciones de la familia Linares y dármelas era tu tarea principal ¿qué, te acobardaste? No olvides que la enfermedad de tu abuela, todavia necesita de la familia Galindo para seguir viviendo. ¿Acaso los Linares se encargarian de una vieja que no les importa?”
Me quedé pasmada por un momento: Alfredo finalmente había revelado su juego.
Pero esa abuela…
Me levanté la mano y me froté entre las cejas, ¿la abuela?
¿La abuela que crio a Ainara después de que la confundieron al nacer?
Pero esa debería ser la verdadera abuela de Adela, ¿no? Adela realmente no tiene corazón.